San José
¿Quien fue San José?
San José fue el padre adoptivo de Jesucristo, esposo de María, carpintero de profesión y residente en Nazaret. Un hombre sencillo y sobro todo justo. Tuvo un papel protagonista en la historia de la salvación pero siempre aparece en un discreto segundo plano. No existe en la Biblia una sola frase suya. Es un ejemplo del siervo humilde que cumple la voluntad de Dios sin hacer ruido, es la escucha atenta a su voz y la obediencia ciega basada en una fe inquebrantable.
De su nombre se extrae el hipocorístico Pepe, derivado de Pater putativos, que significa padre adoptivo.
La vida de San José
Descendiente de la estirpe de David, aparece como uno de los pretendientes para desposarse con María, una joven y virtuosa doncella de Nazaret. San José es el elegido de entre todos los candidatos porque la rama de almendro que portaba en sus manos florece en aquel instante. Se intuye que podría ser viudo, de mayor edad que María, y tener hijos de su anterior matrimonio.
Es en el momento en que se encuentra prometido a María, pero todavía sin casarse, cuando el Señor lo somete a una dura prueba.
María le comunica que está embarazada y por supuesto José está seguro de no ser el padre. Siente el dolor de la infidelidad de su futura esposa que parecía tan pura. Sus planes se derrumban con la más humillante e inesperada de las vergüenzas.
Aun así, José ama a María y no quiere que sufra ningún daño. Por eso decide repudiarla en secreto, como si él fuese el culpable de su deshonra. Todo con tal de salvarla del escarnio público y la muy probable lapidación. Está dispuesto a culparse él, por librarla a ella. Su discreción y humildad resplandecen con esta decisión.
Dios encuentra en José al hombre bueno y justo que necesitaba, digno de ser el padre en la tierra de su Hijo amado. En sueños, el Ángel del Señor comunica a José la gran responsabilidad que le otorga. El Hijo que María lleva en su vientre es el Mesías. La misión de José será casarse con ella y cuidar y educar al Hijo de Dios. Ante tamaña empresa, San José pronuncia su particular “fiat” en el silencio de sus sueños.
La misión de San José
Realizar lo que Dios le pedía estuvo lleno de dificultades. En fechas próximas al nacimiento de Jesús se vio obligado a viajar a Belén, su ciudad natal, para inscribirse en el censo. Allí María se pone de parto y José busca desesperadamente un lugar digno donde cobijarla. No lo encuentra, sólo consigue un humilde pesebre, refugio de animales, donde su mujer dará a luz al Rey de reyes. Ante tal situación es fácil imaginar su angustia.
Tras la adoración de los pastores y la visita de los Magos de oriente, que ratifican la naturaleza divina del recién nacido, el bueno de José sueña otra vez. A través del ángel, Dios le avisa de que huya a Egipto con María y el Niño porque Herodes ha ordenado matar a todos los menores de dos años. José obedece de nuevo en el silencio de su sueño. No replica la conveniencia de viajar al desierto, a un país extranjero con un bebé y una recién parida sin fecha de vuelta, hasta que Dios quiera. Simplemente acepta la voluntad del Señor con una fe inquebrantable. El justo José no tiene más planes de vida que permanecer al servicio de Dios.
También sufre la desesperación de haberlo perdido. Durante tres largos y angustiosos días lo buscaron por Jerusalén hasta hallarlo en el Templo hablando entre doctores. La respuesta del adolescente de 12 años haría montar en cólera a cualquier padre, pero el humilde José calla porque sabe que Jesús no le pertenece, es el Hijo de otro Padre mucho más grande que el.
La misión de José es cuidar de la Sagrada Familia de Nazaret, educar al Niño, ayudarlo a crecer y enseñar las Escrituras a quien después será “El Maestro”. Una grandiosa responsabilidad ejecutada en el modesto entorno de su carpintería. Al mismo tiempo ama y cuida de su esposa María sin poseerla, porque sabe que ella tampoco le pertenece. La vida del casto José es la entrega perfecta sin esperar nada a cambio, no llegaría a ver los milagros de Jesús. Acabó su tarea y murió en silencio sin que nadie mencione en los Evangelios ni como, ni cuando.
José enseñó a Jesús con su ejemplo a aceptar la voluntad del Padre y obedecerle en todo. A su lado “Jesús crecía en sabiduría, estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 40-41.51-52).
La devoción a San José
A día de hoy, San José es patrón de la Iglesia universal, de los padres, de los sacerdotes (por ser padres espirituales, de los seminaristas, los trabajadores y de numerosas comunidades religiosas.
Grandes santos como Santa Teresa de Jesús declararon su gran devoción a San José proclamando que concedía todo aquello que se le pedía:”No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo…No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan…Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devoción…”.
Hola hacia mucho tiempo necesitaba esta informacion 🙁 al fin voy a poder terminar el trabajo del semestre muchas gracias T.T