Simbolismo de las vestiduras litúrgicas
Resulta muy interesante detenerse a conocer el simbolismo de las vestiduras litúrgicas del sacerdote oficiante de una misa.
Todo tiene un significado y una razón de ser, nada es por azar o simple estética. Así ocurre con cada gesto, palabra u objeto usado durante la Eucaristía. La liturgia y sus signos son dignos de ser conocidos por los feligreses para ser apreciados en toda su extensión y belleza.
En este artículo vamos a explicar el significado de la ropa con la que se reviste el sacerdote para celebrar misa, comenzando por la primera prenda con que se cubre.
Simbolismo del alba
El alba es una túnica blanca de manga larga cuya longitud alcanza hasta los talones, por ello se le llama talar.
Es una vestidura que simboliza la castidad y la negación de sí mismo que corresponde a un sacerdote, ya que cubre su cuerpo y la ropa que pueda llevar debajo, ocultando sus rasgos característicos a la hora de vestir. El alba se ciñe a la cintura con un cíngulo.
Durante el acto de cubrirse con ella, el sacerdote reza las siguientes palabras: “Purifícame, Señor, y limpia mi corazón, para que purificado con la sangre del cordero, pueda disfrutar de los goces eternos”.
Simbología del cíngulo
El cíngulo es un cordón grueso, generalmente blanco y con borlas en los extremos, que se usa para ceñir el alba a la altura de la cintura, con el fin de igualar su longitud independientemente de la complexión del sacerdote.
Pero hay más, representa un signo de castidad, de mantener atadas las pasiones carnales con el amor espiritual y también nos recuerda a Cristo amarrado y azotado.
Mientras el sacerdote se lo ciñe a la cintura, reza las siguientes palabras: “Cíñeme, Señor, con el cíngulo de la pureza, y apaga en mis carnes el fuego de la concupiscencia, para que more siempre en mí la virtud de la continencia y castidad”.
El simbolismo de la estola
La estola es una prenda similar a una bufanda pero confeccionada con tela. Se coloca sobre los hombros del sacerdote y sus extremos cuelgan por delante del alba y bajo la casulla. Su color es diferente según el tiempo litúrgico o la fiesta de precepto. En cambio, los diáconos la visten cruzada desde el hombro izquierdo a la parte derecha de su cintura.
En su ornamentación es imprescindible que tenga una cruz en el centro que el sacerdote besa cada vez que se la pone como signo de amor a su ministerio.
Es la primera prenda sacerdotal que se impone en la ordenación de un nuevo presbítero. Es símbolo de la dignidad sacerdotal que se le otorga a quien la viste. Significa autoridad y poder como maestro y pastor de sus ovejas. Pero también su forma y el hecho de llevarla sobre los hombros simboliza que carga las ovejas como el Buen Pastor. Además, es semejante a un yugo, y con ello recuerda las responsabilidades y obligaciones del sacerdote.
Es también una alegoría del traje de fiesta con el que el Padre viste al hijo pródigo. Con la estola, Dios viste de gloria a quienes le consagran su vida.
No se puede celebrar la misa sin llevar estola, a pesar de que la casulla la oculte por completo. Esto es así porque es signo de su unión con Dios y de la dignidad que ha recibido para poder celebrarla.
La oración que el sacerdote reza al colocársela dice así: “Devuélveme, Señor, la túnica de la inmortalidad, que perdí por el pecado de los primeros padres; y, aunque me acerco a tus sagrados misterios indignamente, haz que merezca, no obstante, el gozo eterno”.
Simbología de la casulla
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La casulla es la cuarta y última prenda necesaria para celebrar la Eucaristía. Es una capa sin costuras con un orificio para introducir la cabeza. Al igual que la estola, su color es distinto según el tiempo litúrgico o la fiesta del día.
Es la prenda que cubre a todas las demás simbolizando la caridad como virtud que debe destacar en el sacerdote a la vista de todos. Al carecer de costuras, recuerda a la túnica que vistió Cristo camino del Calvario.
La casulla es un signo de distinción de quien la porta, refleja que se viste de gala para realizar un acto muy importante y solemne que le distingue de los demás. En la misa hace presente a Cristo durante la Consagración.
Si bien vestir la casulla es un honor, también se considera un yugo por la responsabilidad que otorga. Por ello, la oración que reza el sacerdote en el instante de colocarla sobre sus hombros dice así: “Señor, que has dicho: “Mi yugo es suave, y mi carga liviana”, haz que la lleve a tu manera y consiga tu gracia. Amén”.
El color y los motivos bordados
El simbolismo de las vestiduras litúrgicas es muy rico y se extiende también a los colores y ornamentación que las decoran.
El color afecta a estola y casulla, y denota la solemnidad o el sentimiento predominante en cada etapa del año litúrgico.
Verde
Es el color del tiempo ordinario, que se extiende desde Pentecostés hasta Adviento y desde el Bautismo de Cristo hasta Cuaresma. Simboliza el resurgir de una nueva vida.
Morado
Simboliza el tiempo de penitencia y austeridad, expresa la espera para encontrarnos con Cristo. Por ello se utiliza en Adviento, que es la etapa previa a la Navidad, en Cuaresma y en la liturgia de difuntos. Así mismo esa penitencia y austeridad deja los templos desprovistos de flores en esos periodos.
Blanco
El blanco es símbolo de la alegría pascual, la luz, la vida y la pureza. Se viste en Navidad, Pascua, en las fiestas dedicadas al Señor, la Virgen, ángeles, y los santos no mártires.
Rojo
Mediante el color rojo se representa el Espíritu Santo, la fuerza que nos impulsa a dar testimonio de nuestra fe incluso con la sangre del martirio. Es símbolo de sangre y fuego, por ello se viste el domingo de Ramos, Viernes Santo, Pentecostés y en la fiesta de los apóstoles y santos mártires.
Rosa
Simboliza la alegría, pero una alegría momentánea, como un pequeño paréntesis en los tiempos penitenciales. Es usado en el tercer domingo de Adviento, llamado de “gaudete”, ante la cercanía de la llegada del Salvador y en el cuarto domingo de Cuaresma llamado “laetare”.
Azul
El azul está destinado a la celebración de las fiestas en honor a María, especialmente la Inmaculada Concepción.
Dorado y plateado
Son colores reservados a grandes fiestas y solemnidades al margen del periodo litúrgico.
Los bordados de las vestiduras litúrgicas
La decoración de estas prendas, así como de los paños y manteles del altar, los objetos litúrgicos o las tallas en el mobiliario no están exentas de significado.
Veremos espigas de trigo simbolizando el pan, racimos de uva aludiendo al vino, palomas o fuego en alusión al Espíritu Santo, rosas para María, agua, peces, corderos y por supuesto cruces. Hay además un motivo con un significado no tan evidente que llama la atención: el pelícano.
Simbolismo del pelícano en el cristianismo
Los pelícanos son aves que pescan en grupo. Batiendo las alas sobre la superficie del agua, conducen a los peces hacia un lugar determinado donde otros pelícanos están preparados para capturarlos en la bolsa que tienen bajo el pico. Esta característica denota las virtudes de la caridad y fraternidad. En este punto ya es evidente el paralelismo con los relatos del Evangelio relativos a la pesca. Pero aún hay más.
Cuando el pelícano alimenta a sus crías, éstas prácticamente se meten en la bolsa de su garganta, la sangre del pescado mancha el plumaje blanco del ave, que a veces se tiñe también con su propia sangre por los desgarros que sus hijos le provocan al tomar la comida. Por ello el pelícano es símbolo de sacrificio, humildad, nutrición y vida, es signo de la ofrenda de sí mismo en favor de sus hijos.