El rezo del Rosario y el milagro de Hiroshima y Nagasaki

El milagro de Hiroshima y Nagasaki

El 6 de agosto de 1945, fiesta de la Transfiguración, fue lanzada la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Los edificios quedaron arrasados en un radio de 2,5 km.

A 1 km del epicentro se encontraba la casa parroquial donde residían cuatro sacerdotes alemanes. Eran los jesuitas Hugo Lassalle, Hubert Schiffer, Wilhelm Kleinsorge y Hubert Cieslik, cada uno dedicado a sus quehaceres diarios. La vivienda resistió la onda expansiva quedando en pie, y los sacerdotes solo sufrieron pequeños cortes debidos a rotura de cristales. La radiactividad que acabó con la vida de miles de personas en los meses siguientes, no produjo efecto alguno en ellos.

Hiroshima, salvados por rezar el rosario

Los cuatro sacerdotes que sobrevivieron a la bomba

En 1976, treinta y un años después, el P. Schiffer confirmó que los cuatro continuaban vivos, sin secuelas, ni rastro de radiación. Relató lo sucedido en un libro titulado “El Rosario de Hiroshima”.

Su caso fue estudiado por numerosos científicos y médicos que no hallaron explicación. Los cuatro religiosos sí la tenían. Estaban seguros de haber contado con la protección de la Virgen, ya que alentados por el mensaje de Fátima, rezaban juntos el Rosario todos los días.

Iglesia de la Asunción de Hiroshima

Imagen de Hiroshima tras la explosión. Junto a la iglesia de la Asunción, se encontraba la casa parroquial.

En Nagasaki, el 9 de agosto de 1945 tras la segunda bomba, un convento franciscano fundado por San Maximiliano Kolbe, corrió la misma suerte, quedando en pie y sus habitantes ilesos.También ellos aseguraron rezar diariamente el Rosario.

Entre Hiroshima y Nagasaki murieron alrededor de 246 mil personas. La mitad en el momento del impacto y el resto en las semanas posteriores debido a los efectos de la radiación. La rendición de Japón se produjo el 15 de agosto de 1945, solemnidad de la Asunción de la Virgen María.

Por qué se reza el Rosario

Es una oración formulada en el siglo XIII por Santo Domingo de Guzmán, un monje español que viajó al sur de Francia para predicar. Santo Domingo suplicó a la Virgen María que le ayudase, porque sentía que sus esfuerzos por evangelizar no daban fruto. La Virgen se le apareció y le enseñó a rezar el Rosario, pidiéndole que lo propagase. Santo Domingo se dedicó a ello con gran fervor, obteniendo gran número de conversiones a la fe católica.

Viajó a Toulouse, y cuando se disponía a hablar en la Catedral, estalló una fuerte tormenta que asustó a la gente. En ese instante todos pudieron ver como la imagen de la Virgen elevaba los brazos al cielo tres veces. Santo Domingo comenzó a rezar el Avemaría y la tormenta desapareció. Murió en 1221 después de haber propagado la devoción al rezo del Santo Rosario cuanto pudo.

Por qué se llama Rosario

Griego y romanos coronaban de rosas las estatuas de sus dioses en señal de ofrecimiento de sus corazones. Al hilo de esa tradición, las cristianas martirizadas por los romanos, entraban al Coliseo con una corona de rosas sobre su cabeza, simbolizando la entrega de su corazón a Dios. Al anochecer los cristianos recogían las coronas y por cada una de las rosas rezaban una oración por el descanso del alma de las mártires.

La palabra “rosario” significa “corona de rosas”, en la Iglesia Católica, dedicada a la Virgen María.



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