El Sacramento del Bautismo
El Sacramento del Bautismo
El Sacramento del Bautismo es uno de los sacramentos que solo se pueden recibir una vez en la vida. Por medio de él se entra a formar parte de la Iglesia, adquiriendo la condición de cristiano. Tiene su origen en el bautismo de Jesús en el río Jordán, de manos de San Juan Bautista.
El Bautismo en la antiguedad
En épocas pasadas, las personas eran bautizadas en edad adulta. Se les asignaba un catequista y un garante a los que llamaban catecúmenos. El catequista era el encargado de su formación, el garante vigilaba su actitud y sus progresos, y cuando estaba preparado, se solicitaba al obispo autorización para ser bautizado. Mientras tanto, el aspirante podía asistir a misa solo hasta el momento de la oración de los fieles (las peticiones),en que debía salir del templo. En algunas iglesias antiguas todavía se conserva a la entrada la pila donde se sumergían los bautizados que luego eran revestidos de color blanco.
El gran número de personas que solicitaban bautizarse y la elevada tasa de mortalidad infantil, derivó en la práctica actual de “acristianar” a los recién nacidos.
El Bautismo hoy
En la actualidad, la tarea del catequista recae en los padres, que deben encargarse de su formación tras el bautismo. La función del garante pasa a ser la del padrino, que vigila y avala la correcta educación del niño en la fe.
Hoy es posible bautizar a un niño sin la presencia de sus padres o tutores, pero no sin su consentimiento autorizado por escrito. Sin embargo, no se puede bautizar sin la presencia del padrino.
El padrino es por tanto, una figura clave en el bautismo, que debería escogerse atendiendo a criterios de fe y no de parentesco o amistad. El padrino debe ser creyente y practicante, y comprometerse con su tarea, de lo contrario, estaremos escenificando una pantomima. Es como nombrar entrenador de fútbol a alguien que solo pisa el césped en los conciertos y que no va más allá de saber que son 11 contra 11 dando patadas a un balón. Por desgracia, lo más habitual hoy es la pantomima. Los curas lo saben, pero por lo general, optan por hacer la vista gorda con el fin de no liarla parda y convertirse en el cura malo y retrógrado que me pone pegas para bautizar al niño.
Cuando los padres solicitan el bautismo de un hijo, el cura les hace una serie de preguntas acerca de su estado civil y otras cuestiones, y no lo hace porque sea un cotilla chismoso metomentodo, lo hace porque tiene que rellenar un formulario. Pero a veces, esta entrevista provoca desconfianza y crispación entre quienes tienen circunstancias familiares distintas del matrimonio eclesial, también por el temor a los sacerdotes que niegan el bautismo por ese motivo, que los hay.
Los gestos del Bautismo
La acogida
La ceremonia de bautismo comienza con la acogida donde se interroga sobre la decisión de bautizar al niño. Esta es la serie de preguntas que padres y padrinos deberán responder:
- ¿Qué nombre habéis elegido?…..se dice el nombre.
- ¿Qué pedís para vuestro hijo?…..el Bautismo (pese a que se entrega a los padres una hoja con las instrucciones de la ceremonia, hay quien responde -“que sea feliz”, “que esté sano”, “que….”, ahí ya se vislumbra el interés con el que leyeron las instrucciones).
- ¿Sabéis que os obligáis a educarlo en la fe?….Siii……(¿Si?… ¿seguro?, entonces ¿por qué solo un 10% de los niños que entran a catequesis de primera comunión saben rezar el Padrenuestro?, y hasta los hay que preguntan quien es el tío ese que está en la cruz. Algo falla).
- ¿Padrinos, estáis dispuestos a ayudar en esa tarea?….Siii…..(¿Cómo?…¿cuando crezca le vas a regalar un Evangelio o el Fortnite?. Todos sabemos la respuesta).
Liturgia de la Palabra
Consta de Lecturas, homilía y peticiones,en las que se ruega especialmente por el niño y por todos los bautizados.
Después se procede al exorcismo, ungiendo el pecho del niño con aceite crismal mientras se invoca al Espíritu Santo para que venza al espíritu del mal.
El aceite es un elemento conservante de alimentos. Su unción simboliza que pedimos a Dios conservar al niño en su amor, fortalecerlo y que el mal resbale en ese aceite.
Liturgia del Sacramento
Lo siguiente es la Liturgia del Sacramento que comienza con la bendición del agua mediante una oración, seguida por la renuncia al pecado expresada por padres y padrinos de la siguiente forma:
- ¿Renunciáis al pecado, para poder vivir en la libertad de los hijos de Dios? Sí, renuncio.
- ¿Renunciáis a las seducciones del mal, para que no domine en vosotros el pecado? Sí, renuncio.
- ¿Renunciáis a Satanás, padre y príncipe del pecado? Sí, renuncio.
Se debe ser consciente de la seriedad de estas renuncias sin pronunciarlas a la ligera.
El siguiente paso es la profesión de fe en la que el sacerdote pregunta a través del Credo a padres y padrinos por sus creencias.
- ¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? Sí, creo.
- ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Sí, creo.
- ¿Creéis en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna? Sí, creo.
Con esta fórmula se expresan públicamente las creencias. Lamentablemente, al salir a la calle, muchos expresaran creer solo en Dios, pero no en la Iglesia.
A continuación, y tras preguntar de nuevo a los padres se procede a derramar agua bendita sobre el niño o sumergirlo en ella.
- ¿Queréis, por tanto, que vuestro hijo (nombre) sea bautizado en la fe de la Iglesia que todos juntos acabamos de profesar?: Sí, queremos.
Entonces el sacerdote procederá con el agua diciendo:
(Nombre), yo te bautizo en el nombre del Padre, (primera inmersión o infusión de agua), y del Hijo (segunda inmersión o infusión de agua) y del Espíritu Santo (tercera inmersión infusión de agua).
Tras este paso, se ungirá al niño en la cabeza con el aceite, consagrándolo como sacerdote (puente de unión entre Dios y los hombres), profeta (el que anuncia el amor y denuncia la maldad) y Rey (que significa ser dueño y señor de su vida, dominando sus pasiones). Por ello, todos los bautizados somos sacerdotes, profetas y reyes, y estamos llamados a hablar de Dios a los demás, hacer el bien, rechazar el mal y ser servidores, puesto que reinar es servir.
A continuación se impone al niño una caperuza blanca, (si es que los padres o padrinos la traen) simbolizando que ha sido revestido de cristiano y recomendando que se conserve sin mancha hasta su muerte.
El padrino encenderá la vela del niño en el Cirio Pascual como símbolo de haber recibido la Luz de Cristo. La tarea de padres y padrinos será cuidar de que esa luz no se apague con los años, sino que se acreciente. Mucho cuidado con ser los propios padres o padrinos los que, con comentarios despectivos hacia la Iglesia, soplen esa luz hasta su extinción. No sería nada coherente después de haberlo bautizado.
Seguidamente en el rito del “effeta”, el sacerdote, tocando con el dedo pulgar los oídos y la boca del niño dice: “El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te conceda, a su tiempo, escuchar su Palabra y proclamar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre”.
Tras rezar el Padrenuestro, se bendice a la madre pidiendo a Dios que la ayude en su tarea, también al padre para que junto a su esposa, dé testimonio de fe a su hijo, y por último se bendice a todos los presentes.
Conclusión
Pido a padres y padrinos que sean consecuentes con las promesas hechas durante el bautismo, que no permitan que se quede en una pantomima.
La fe cristiana es el mejor regalo que unos padres pueden hacer a sus hijos, ya que representa una forma de vida basada en valores sólidos, en la defensa del bien y la promesa de la vida eterna. Así su vida estará sustentada en el amor más supremo, manifestado en Cristo.
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