Formación de catequistas

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Cualidades de los catequistas

Un o una catequista es aquella persona que, dentro del ámbito de una parroquia, enseña los dogmas y la doctrina católica a los demás.

Por tanto la formación de catequistas es importantísima. Deben tener los conocimientos necesarios para poder enseñar a otros. Aparte de su formación también es necesario que su estilo de vida sea coherente con la doctrina católica, su situación personal y familiar, la asistencia a misa, y el comportamiento en la calle, con amigos, vecinos o compañeros de trabajo.

Poca confianza despertaría un catequista que andase metido en disputas continuas con sus vecinos, comportamientos antisociales o incívicos, chismoso, ebrio, o con tendencias sexuales inapropiadas. Sus enseñanzas quedarían empañadas por su actitud personal.

Este artículo trata especialmente de la catequesis para niños.

La catequesis para niños

catequesis primera comunion

La catequesis para niños puede parecer en principio sencilla, y sin embargo no lo es tanto.

Los libros y materiales han sido creados con frases fáciles y claras, contienen dibujos y explicaciones visuales. Pero los niños no se conforman solo con eso, harán preguntas comprometidas, a veces difíciles de responder. Ellos no tienen el pudor de los adultos a la hora de preguntar, ni tampoco la malicia de poner en un brete al catequista, simplemente sienten curiosidad por saber y por tanto, su catequista deberá responder con sabiduría y coherencia, sin caer en el argumento de “porque lo digo yo” o hacer como que no oye lo que le preguntan. Si no se responde con la seguridad y autoridad de quien se sabe en posesión de la verdad, los niños lo notarán y su credibilidad se verá debilitada.

Recuerdo como ejemplo a un niño que me dijo: “Mi hermana dice que eso de la Creación es mentira, que todo fue por el Big Bang”. Bien, esto exigió una respuesta convincente y la tuvo. La respuesta se puede leer pinchando en este enlace:

“El génesis compatible con la ciencia”

Los primeros catequistas son los padres

catequesis 1ª comunion

Los padres saben que los primeros años de vida de un niño son fundamentales para sentar las bases del adulto que será en un futuro. Mediante el bautismo, los padres se comprometen a ser los primeros catequistas de sus hijos, prometen literalmente educarlos en la fe. Lamentablemente, esa promesa cae en el olvido en demasiadas ocasiones y al llegar la preparación para la primera comunión nos encontramos con un vacío en la familia en este tema.

San Juan Pablo II dijo estas palabras, al respecto de la doctrina en la familia, en una homilía de 1980:

“El testimonio es fundamental. La Palabra de Dios es eficaz en sí misma, pero adquiere sentido concreto cuando se vuelve realidad en la persona que la anuncia. Esto vale en manera particular para los niños que aún no tienen condiciones para distinguir entre la verdad anunciada y la vida del que la anuncia. Para el niño no hay distinción entre la madre que reza y la oración, más aún, la oración tiene valor especial porque la reza la madre.

Que no suceda, amadísimos padres que me escucháis, que vuestros hijos lleguen a la madurez humana, civil y profesional, quedando niños en asuntos de religión. No es exacto decir que la fe es una opción para realizar en la edad madura. La verdadera opción supone el conocimiento; y nunca podrá haber elección entre cosas que no fueron propuestas sabia y adecuadamente”.

Los niños imitan el comportamiento y actitudes de sus padres. De poco sirven los años de catequesis en la parroquia si no cuentan con el respaldo en casa. Será muy difícil obtener algún fruto. En ocasiones, los niños con su inocencia, te cuentan que su padre o madre les ha dicho que esto de la iglesia es una tontería, incluso que Dios no existe. Solo quieren celebrar la fiesta, vestirles guapos, fotos, regalos y un menú con gambas. Y mientras tanto, un catequista dedica su tiempo libre durante varios años, a enseñar a esos niños doctrinas que al llegar a casa serán despreciadas.

La coherencia es vital. Si mi hijo se apunta a fútbol, aunque a mi no me guste, asistiré a sus partidos, lo animaré y daré valor a sus logros. Los valores que se enseñan en catequesis son universales, les servirán para convertirse en buenas personas, y eso es algo deseable para cualquier padre, creyente o no. Si en casa se resta valor a la catequesis, se desprecian esos valores, y el niño no tendrá interés en adquirirlos.

También es tristemente habitual que los niños que asisten a catequesis no asistan a la misa del domingo. Esto es como a ir a entrenar, pero no jugar los partidos. Se les prepara para recibir la comunión, y la reciben durante una misa. Es lamentable llegar a los ensayos previos a la ceremonia y encontrarte con niños que no saben ni donde están parados, y tienen que aprender en tres días lo que no han visto en tres años.

Más lamentable aún es encontrarte en plena misa niños jugando a las cartas ante la pasividad de sus padres. Eso lo he visto personalmente. Y muy habitualmente, padres hablando sin reparos durante la homilía, de los goles del día anterior o los últimos zapatos que se han comprado. No se trata solo de que estos padres no asistan a misa con respeto, es que además dan un pésimo ejemplo a sus hijos y molestan a quienes intentan escuchar con atención. Ese comportamiento no lo tolerarían en una sala de cine, en cambio la misa no les parece digna de ese mismo respeto que tendrían hacia una película.
La importancia de la oración

la importancia de la oración

Aparte de los valores, dogmas y doctrinas que se imparten, es primordial enseñar a los niños a orar. La oración es un diálogo con Dios, es petición, escucha, agradecimiento. Es estar un tiempo en compañía y amistad con Él.

Algunas parroquias incluyen en sus catequesis talleres de oración. Los niños oran ante el Sagrario o el Santísimo. Se crea un clima de recogimiento donde se relajan y trabajan el plano espiritual. Los niños poseen de forma innata el sentido trascendental, no les cuesta ponerse en oración aunque nunca antes lo hayan hecho. Cantan canciones de adoración, meditan algún pasaje del Evangelio y hacen sus peticiones personales o dan gracias por algo.

Me gustaría que sus padres pudiesen participar de esos momentos como lo hacemos sus catequistas. La espiritualidad aflora en los niños con más facilidad que en los adultos y son capaces de desnudar su alma en una oración con gran naturalidad.

Por ese motivo, en muchas ocasiones, los catequistas acabamos llorando durante la oración, emocionados ante la sinceridad de una petición, de una frase, o de una acción de gracias que nace de la confianza absoluta de que son escuchados por Dios.

He visto niños con trastornos de atención, que nunca paraban quietos, permanecer inmóviles y reflexivos durante una hora y media ante el Santísimo.

Después de la primera comunión

La fe da felicidad

Los padres escuchamos la preocupaciones de nuestros hijos, los consolamos, apoyamos y aconsejamos, pero no siempre podremos estar ahí. Algún día inevitablemente faltaremos, pero Dios siempre estará con ellos. Por eso es importante que la primera comunión no sea también la última, sino solo el principio de su acercamiento al Señor. Que sigan conservando en su ser la fe que les llevará por el camino recto y hará felices a ellos y a quienes les rodean. Para ayudar a los padres en esa decisiva tarea están las parroquias, con su sacerdote, catequistas, misas, vigilias de oración, grupos y comunidades. Una fe auténtica es el mejor regalo de primera comunión que puede recibir un niño.

Contenido
Formación de catequistas - catequesis de primera Comunión para niños
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Formación de catequistas - catequesis de primera Comunión para niños
Descripción
La importancia de la correcta formación de catequistas y la coherencia con su vida personal. El papel decisivo de los padres en la catequesis de sus hijos.
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